Hay prendas que subsisten durante algunos siglos, como el pellote español que en el resto de Europa se conoce por surcote, o la camisa, que es una prenda que se va transformando pero que no se abandona como prenda interior hasta el siglo XX.
Pero hablaremos de la que si sufre una transformación y que podemos utilizar por su comodidad y sencillez en los eventos medievales y recreaciones históricas de plena Edad Media, la saya.
La saya se va entallando cada vez más al cuerpo, en principio este entalle se hace sobre el cuerpo de la persona y el patrón va incorporando más piezas, o mejor, se va dividiendo en más piezas para adaptarse mejor al cuerpo y conseguir un entalle más armonioso, sin arrugas. Esto hace imprescindible un sistema de cierre y adquiere protagonismo la abotonadura, conviviendo con el cordel.
Otro detalle importante y muy bonito son las mangas, se siguen abriendo a la altura de la muñeca, en forma de embudo, del codo o la sisa. Dando volumen a partir de la sisa o el codo aportan otra dimensión a la figura.
También podemos ir incorporando telas más ricas con arabescos o damascos, sobre todo en las mangas y en caso de hacernos un pellote o surcote, podemos hacerlo enteramente de ellas, teniendo mucho cuidado en la elección del diseño, ya que la mayoría de los textiles de este tipo ahora reproducen diseños del s. XVIII.
El escote se va bajando lateralmente hacia los hombros, sobre todo en Francia, y una característica española es dividir el traje en dos telas, el lado derecho de una tela y el izquierdo hacerlo de otra, con diferentes colores o diseños.
El busto se eleva mediante el relleno del forro, al modo de los jubones de los hombres.
Os muestro ejemplos de todo lo que os he comentado, en el siguiente post hablaremos de la evolución en el traje masculino.
Ejemplo de sayas con dos telas mitad y mitad o amaetadas |
Los motivos textiles son más grandes que en los siglos precedentes |
El escote se abre hacia los lados dejando ver los hombros. También vemos claramente las mangas pendentes |
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